En un mundo en el que 800 millones de personas sufren desnutrición crónica, aproximadamente un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano se pierde o desperdicia a lo largo de la cadena de suministro cada año. En un informe del Instituto de Recursos Mundiales (WRI) se explica que "los motivos más inmediatos por los que se pierden alimentos para consumo humano en la cadena de suministro están vinculados con la inquietud sobre la seguridad o aptitud de un alimento para el consumo, o porque no se percibe ningún uso o mercado para este". A esto se suman el "deterioro o una calidad subóptima, o problemas como el aspecto de los alimentos, un exceso de suministro o las fluctuaciones de la producción según la temporada".
Para minimizar el desperdicio de alimentos, es importante comprender no solo por qué se produce, sino también en qué lugar de la cadena de suministro se produce.
En la granja: dado que muchas materias primas son agrícolas, los productores dependen mucho de las condiciones climáticas. De hecho, el cambio climático global amenaza hasta al 25 % de las cosechas según un informe del Foro Económico Mundial y McKinsey & Company. La disponibilidad puede ser estacional, y la calidad, la pureza y los atributos nutricionales pueden variar demasiado. Y no hace falta decir que una gran cantidad de alimentos o materias primas ya se desperdician en la granja.
En la fábrica: destrezas deficientes para manipular los alimentos, falta de formación adecuada, equipos de fabricación anticuados y cambios en la línea de producción son las principales causas del desperdicio en las fábricas.
Transporte: los alimentos pueden echarse a perder si no se mantienen las temperaturas adecuadas durante el traslado de la granja a la fábrica o de la fábrica al almacén o al vendedor minorista. Las demoras imprevistas también pueden afectar la calidad de los productos frescos o productos con una vida útil limitada.
En el almacén: si la planificación y la programación son deficientes, puede haber un exceso de inventario que haga que los productos con una vida útil limitada permanezcan demasiado tiempo en el almacén. Deben mantenerse las temperaturas, los niveles de humedad y los contenedores adecuados en el almacén para reducir el desperdicio alimentario.
En la tienda: la mayor parte del desperdicio de alimentos en las tiendas se debe a una vida útil limitada o al aspecto de los alimentos (textura, color, frescura).
En la mesa: en un hogar de clase media se puede llegar a desperdiciar el 31,9 % de la comida que se compra. Compramos más de lo que podemos comer, tiramos comida que ha pasado su fecha de caducidad y desechamos alimentos frescos porque no sabemos cómo conservarlos para que duren frescos más tiempo.
La mayor parte del desperdicio alimentario en países desarrollados se produce en el último eslabón de la cadena de suministro. El desperdicio no solo causa enormes pérdidas económicas, sino que el medio ambiente también se vea enormemente afectado. Solo en EE. UU, la producción de comida perdida o desperdiciada genera el equivalente a las emisiones de gases de efecto invernadero de 37 millones de coches Está claro que los fabricantes de alimentos y bebidas deben mejorar los procesos y eficiencias de la cadena de suministro para ayudar a reducir el desperdicio alimentario.
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