Para las empresas del sector alimentario, la sostenibilidad suele asociarse con la agricultura o el medioambiente. Pero, en realidad, impacta a lo largo de toda la cadena de suministro. El proceso de los alimentos, o la transformación de los productos agrícolas en alimentos comestibles, existe con el fin de alimentar al mundo, uno de los ejes principales de las iniciativas de sostenibilidad.
Sin embargo, el logro de este objetivo se complica debido al aumento de la población y a la escasez de recursos. Según el Banco Mundial, «la población global era de 3.000 millones de personas en 1960. En 1987, en menos de tres décadas, había sobrepasado los 5.000 millones y en 2018 ya había 7.600 millones de personas en el mundo.» Al mismo tiempo, del 60 al 70 % del ecosistema mundial se está degradando a un ritmo tan rápido que no consigue recuperarse.
Por este motivo, la propia industria alimentaria ha intentado generar consciencia sobre los problemas o establecer políticas para proteger el medio ambiente. En las granjas, la rotación de cultivos se ha utilizado para combatir los efectos de la erosión del suelo, mientras que
se llevan a cabo investigaciones para reducir las emisiones de gas metano generadas por los gases de las vacas. En el proceso de fabricación, las empresas presumen de sus iniciativas para reducir el consumo energético y reducir desechos, especialmente en las fábricas. Al mismo tiempo, se están formulando leyes para disuadir del uso de bolsas de plástico en las tiendas y se anima a los consumidores y restaurantes a aprovechar los "productos feos" para evitar el desperdicio de alimentos.
Sin lugar a duda, la sostenibilidad y el movimiento ecológico han pasado de ser un movimiento residual a convertirse en la tendencia generalizada. Además, las empresas de alimentos y bebidas ya no consideran la sostenibilidad como una moda para "sentirse bien", sino como una necesidad fundamental para tener viabilidad a largo plazo y mejorar la rentabilidad.
Un suministro de alimentos sostenible depende de una cadena de suministro sólida. Sin embargo, crear una transparencia de extremo a extremo en la cadena de suministro alimentaria es una tarea de grandes dimensiones. Intentar lograrlo rápidamente de una vez puede resultar contraproducente. Aprovechando las funciones flexibles, analíticas y ágiles de las soluciones en la nube, las empresas de alimentos y bebidas pueden activar y extender sus iniciativas de sostenibilidad a lo largo de toda la cadena de suministro. Gracias a sus capacidades de extremo a extremo, la tecnología en la nube puede ofrecer la velocidad, escalabilidad, alcance global y agilidad necesarias para garantizar una mejor calidad alimentaria para las personas y el planeta, optimizando al mismo tiempo la rentabilidad de la organización.
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