La naturaleza humana favorece lo conocido: el statu quo. Por ejemplo, muchos operadores podrían considerar que la solución que tienen instalada para su negocio de hostelería es perfectamente adecuada. Es lo que ya conocen y usan todos los días. Cumple con su función y es mucho más fácil mantenerla que cambiarla. Se sigue usando algo porque está ahí, firmemente arraigado y parece funcionar. Pero todos somos conscientes de que la industria está avanzando en nuevas direcciones que acabarán por dejarle rezagado si se queda en el pasado. ¿Cómo se logra el delicado equilibrio entre lo que funciona hoy y lo que debe implementarse a medida que evoluciona el entorno competitivo? Vamos a examinar la cuestión en más detalle.